Entrevista a Mireia Fornaguera

 

MireiaGracias a una iniciativa del Ministerio de Educación Nacional que busca mejorar la calidad de la educación que reciben los estudiantes del Chocó, se convocó hace aproximadamente un año a los miembros de la Uncoli a través del Colegio La Montaña para trabajar conjuntamente en un proyecto cuyo objetivo principal es mejorar los resultados de este departamento en las Pruebas Saber. A partir de este momento en marzo de 2015, 16 colegios empezaron a desarrollar metodologías de trabajo en el aula en las áreas de lenguaje, matemáticas, ciencias y sociales. El primer paso fue hacer videos para los estudiantes de séptimo, octavo y noveno grado y posteriormente se añadieron guías de trabajo para estudiantes y profesores.

Mireia Fornaguera, una de las profesoras de Español que los exalumnos más recuerdan, nos cuenta su experiencia como coordinadora del área de lenguaje en este proyecto:

 

¿Qué te impulsó a salir de un salón de clase en Los Nogales hacia esta experiencia en el Chocó?

Nunca hubiera querido salir. Pero el mismo CLN fue quién me ayudó a tomar esa decisión por el énfasis que le da a la formación de profesores, por la insistencia en apuntalar una actitud responsable, de servicio y de compromiso con Colombia.

 

¿Cómo ha sido el trabajo con los profesores de los demás colegios de la Uncoli que están participando en este proyecto?

Después de 25 años trabajando aquí en el CLN, con participaciones como tallerista en otros colegios,  esta situación de auténtico desempeño de Trabajo Cooperativo fue una lección de humildad dura pero muy enriquecedora. Ser representante del CLN implica enfrentar reacciones de admiración y resistencia. La labor consiste entonces en mantener la admiración y quebrar la resistencia con la actitud que debe tener todo formador: escuchar, respetar, replantear y convencer. Las guías y los videos dan muestras de ese proceso

http://aprende.colombiaaprende.edu.co/estudiantes2016

 

¿Cómo fue tu experiencia de pasar el tradicional “materialito chusco” a video?

El video no reemplaza al “materialito chusco”, que intentamos plasmar en las guías escritas, pero sí a la parte de aclaración de las clases. La experiencia fue maluca pues según los protocolos de este tipo de video uno tiene que pensar que está hablándole a un personaje que ni siquiera ve; los profes basamos nuestras clases en la reacción de los alumnos (p.ej: si se duermen, quizz) y aquí le sonreís a un telepromter que te pasa un guion que has llevado. Para peores te toca tener el pelo quieto, echarte tantico maquillaje  ir vestido con unos colores determinados y sentarte juicioso como presentadora de noticiero antiguo. Y claro si ya no “registraba» a los veinte años, ahora a los noventa y dos el resultado era un desastre.

Convencí a mi equipo de que los alumnos del Chocó no se merecían eso y totalmente de acuerdo lo hicieron otros integrantes del grupo. Me quedé en la retaguardia.

 

 

¿Para ti cuál sería el principal indicador de que el trabajo que están haciendo cumplió su objetivo?

Fluidez en la lectura y participación escrita y oral, coherente con los contenidos de los textos; argumentación basada en evidencias textuales. Clases enganchadoras por medio del reto de desarrollar habilidades de pensamiento. Supongo que  todo esto se vería reflejado en las Pruebas Saber

 

Así como ustedes pueden aportarle a los profesores del Chocó herramientas metodológicas para mejorar su trabajo en el aula, ¿qué pueden aportarle ellos a los docentes de la Uncoli?

La perseverancia para seguir empeñados en transmitir a pesar de las condiciones adversas.

 

¿Cuál crees tú que es la principal fortaleza que tienen los estudiantes de esta zona del país?

La visión de que el colegio es un sitio que les puede dar elementos para acceder a otros mundos.

 

Para terminar, cuéntanos alguna anécdota que recuerdes con un  grupo de exalumnos.

¡Huy tantos grupos! Me gusta recordar las anécdotas que me obligan a replantear mi quehacer.

Quiso el destino que tuviera que enfrentarme, sí enfrentarme, a un grupo integrado únicamente por niñas. Esa era otra dinámica que al principio me resultó difícil de capotear porque había tendencia a “sentirse”, a mirar mis atuendos con más detenimiento para hacer comentarios a soto voce con la de al lado, a mirar hacia el cielo para demostrar infinita aburrición. Todos los clichés negativos de un grupo de niñas. Al rato, como diría Raúl, empecé a identificar las “cualidades de sus defectos”: participaban con mucha más tranquilidad, eran rigurosas , responsables y exigentes.

Un día alguna hizo un comentario descalificador de otra y como al Quijote se me disparó la ira y empecé a dar gritos sobre cómo no había que maltratar. En medio de la gritería se levantó la mano insistente e impávida de una de mis alumnas. Por dicha no la ignoré, le dí la palabra y esto fue lo que me dijo

“Estas hablando de lo nocivo del maltrato y con tus gritos estás replicando esa conducta”

¡Ay qué maravillas las que logra un buen argumento! El comentario de mi niña y la respiración yóguica  han contribuido a que busque otros recursos para impedir el matoneo.

Mireia

Mireia comenzó a trabajar en el Colegio en septiembre de 1989