Excelencia Nogalista 2017

 

Andrés García (’01) y Juanita Goebertus (’02)

En el 2001, cuando estábamos en décimo y once hubo 224 masacres en Colombia, causando la muerte de más de 800 personas y el desplazamiento forzado de más de 300,000.

El 17 de enero del 2001, 80 paramilitares del Bloque Montes de María entraron a Chengue en Sucre, cortaron la electricidad y mataron a 28 personas a machete y mazo de moler piedra.

El 14 de diciembre del 2001, guerrilleros de los frentes 18 y 58 de las Farc llegaron a Tarazá en Antioquia y asesinaron y desmembraron a punta de machete y motosierra a 25 campesinos.

Nosotros nos graduamos en medio de la guerra. Fuimos la generación del miedo.

Nunca imaginamos que 15 años después se concretaría la oportunidad de ponerle fin al conflicto armado y que nosotros íbamos a tener el enorme privilegio de hacer parte de la delegación de Gobierno en la Mesa de Conversaciones en La Habana, Cuba, como asesores en los temas de justicia transicional y desarrollo rural.

Hoy, ustedes se gradúan con la tasa más baja de homicidios de los últimos 42 años. En un país que intenta dejar el pasado de violencia atrás y dedicarse a construir la paz.

Pero el camino no será fácil. Faltan varios años antes de que podamos decir que se gradúa de Los Nogales la primera generación en un país en paz. El conflicto armado se está terminando, pero la fase de construcción de paz apenas comienza. Por eso, su responsabilidad como generación es inmensa.

Vivimos en un país y en un mundo donde los que nos graduamos de Los Nogales hacemos parte de una minoría privilegiada que ha accedido a una educación de altísimo nivel. La pregunta es qué hacemos con esta educación, con este activo que nos ha sido dado, para qué lo utilizamos y con qué fin. Los que tenemos más oportunidades, tenemos una responsabilidad de que estas oportunidades estén disponibles a más personas.

Por eso de ustedes depende en gran medida que Colombia aproveche la terminación del conflicto armado para convertirse en un país con menos pobreza, con mejores estándares de educación y salud para todos, con mejores vías a lo largo y ancho del país, con menos desigualdad entre el campo y las ciudades, con una mejor distribución de la riqueza y la propiedad, y sin estigmatización por razones ideológicas, políticas o de género.

No existe una fórmula mágica para lograrlo. Así como no existe una pócima para graduarse y ser exitosos, ni mucho menos felices. Pero quisiéramos compartir con ustedes 10 ideas que a nosotros nos han servido, en particular durante el proceso de paz, para sentirnos orgullosos de lo que hacemos:

  1. 1. Pregúntense todos los días por la justificación ética de lo que hacen: ¿Están transformando la realidad social? ¿Están prestando un servicio público?
  2. 2. Párense en los zapatos de los otros, sin importar lo que piensan o representan, dándoles el beneficio de la duda y buscando entender sus visiones sin juzgarlas.
  3. 3. Persistan, con disciplina, excelencia y responsabilidad, para franquear todo tipo de obstáculos y diferencias desde el conocimiento riguroso.
  4. 4. Asuman las diferencias con completa honestidad para adelantar diálogos certeros, francos y constructivos.
  5. 5. Conozcan el país: desde Punta Gallinas hasta Ipiales, y desde Leticia hasta Puerto Carreño. Es el momento de irse a hacer una pasantía en zonas rurales.
  6. 6. Preocúpense por aportar al bienestar de “los otros” y de buscar que los demás puedan tener oportunidades. ¿A quién benefician con su trabajo? ¿Están creando bienestar para más colombianos?
  7. 7. Involúcrense como ciudadanos en las decisiones públicas. El Estado no es un ente externo. El Estado somos los ciudadanos y la calidad de lo público depende de que nos lo apropiemos como comunidad.
  8. 8. Sean críticos. No acepten las cosas sin cuestionarlas. No traguen entero ni crean en las noticias. Aprovechen el conocimiento y la educación para investigar fuentes de calidad, crear y romper esquemas y construir su propio criterio.
  9. 9. Usen la creatividad para buscar puntos medios y alternativas que permitan el entendimiento entre posiciones radicales.
  10. 10. Pero ante todo: dedíquense a lo que los apasiona.

Este año no ha habido masacres como las del 2001 en Colombia. Pero seguimos estando entre los 10 países más desiguales del mundo. Ustedes son la generación de la esperanza. Tienen la oportunidad de trabajar pensando en un futuro distinto para el país; un futuro mejor para todos los colombianos. En nuestra experiencia, ahí está la clave de la felicidad.